El encuentro de octubre lo tuvimos sentadas al sol en la plaza de la doctora Laura Ortíz de Lazcano Herrena, muy a gusto. Se acercaron tres participantes nuevas y compartimos un rato de conversación y tertulia enriquecedor y agradable.
Entre los temas que abordamos: la convivencia en los pueblos. Las dificultades que siguen teniendo algunas personas en algunos lugares para aceptar como vecinas a quienes llegan "de fuera". A algunas personas les cuesta acoger. A veces, les cuesta más, a las que no han salido nunca de un lugar. Aunque también a las que han salido y han tenido dificultades parece que se les olvida lo duro que es.
Es fantástica esta guía elaborada en el concejo de Zurbano para informar a la gente nueva que llega a su pueblo. Nos cuesta dedicar tiempo a conocer y a escuchar las historias de vida de otras personas (qué fantásticos son los proyectos de bibliotecas humanas). Nos cuesta adaptarnos a otras maneras de ver y de hacer las cosas. Pero siempre hay un aprendizaje y adaptación mutua. Y suele ser mucho más fácil esta adaptación cuando se establecen vínculos, hay buen ambiente, propósitos comunes compartidos, o, también, cuando hacemos piña sobre un "problema común" al que hay que hacer frente colectivamente.
Es intrínseco a los seres humanos tener "tribu", "grupo", "cuadrilla"... Y hay lugares donde estas redes son más o menos abiertas, más o menos rígidas... dependiendo de la apertura de mente de las personas que formen esos grupos, de las vivencias y experiencias previas de las personas, de la capacidad de institucionalizar espacios abiertos y colectivos donde superar las etiquetas, los bandos, las afiliaciones...
Micaela Portilla dedicó una parte de su vida investigadora a documentar las guerras de bandos entre señores medievales, que vivían en sus torres y casas fuertes. Os recomiendo este documental sobre su vida. Y sería genial verlo juntas y compartir impresiones sobre el mismo. Micaela transmitió a las personas de los pueblos la importancia de cuidar, conservar y transmitir el legado de su patrimonio.
Esas guerras, malentendidos, envidias, egoismos siguen formando parte de nuestra sociedad y se les pone el foco más de la cuenta. A diario hay muchísimas más personas, tiempo y energía que se invierten en cuidar a las personas, al territorio, la naturaleza. Sin embargo, todos esos cuidados son invisibles, como lo son también las redes de apoyo que nos sostienen cada día, y son nuestro patrimonio humano inmaterial más valioso.
Mentxu Ramilo Araujo